Esta costumbre viene de años atrás, cuando se obsequiaba a los niños que ayudaban en la limpieza de piedras del camino entre el pueblo y la ermita con un trozo de pan y chorizo.

Hoy en día, este camino se ha convertido en un camino verde por el que pasear todo el año. Y son los mayordomos de la Virgen, encargados de cuidar la ermita durante todo el año, los que reparten entre todos los asistentes un trozo de pan con chorizo y un vaso de vino.